La semana anterior la seño nos propuso redactar un cuento policial junto a un compañero. Nos dio una guía que nos sirvió de orientación para escribir.
Queremos compartir con todos nuestros lectores estas historias...
El código
El código había sido robado esta mañana a las 9. El comisario Ricardo y yo no entendíamos lo que había pasado. Luego de un largo rato surgió una hipótesis: - tal vez lo que sucedió fue que alguien cambió su apariencia y falsificó su identidad. - dijo el comisario. Sabíamos quién era el experto en falsificar documentos, era Enzo Pado, un criminal muy conocido por su astucia.
Ya teníamos al primero en la mira, sólo nos faltaba encontrarlo y preguntarle si alguien más estaba involucrado. Luego de 48 horas de búsqueda, logramos hallarlo en una casa vieja escondido, lo arrestamos y lo llevamos a declarar.
Sin demasiadas presiones, él solo nos contó que tenía dos cómplices, también nos dijo el nombre de la persona que le había proporcionado información, el era Charles S. Pierce quien estuvo varios años detenido por alterar los sistemas computarizados mundiales con un virus.
También a él lo arrestamos, lo sorprendimos cuando estaba descansando en su casa.
El último, se enteró que logramos arrestar a sus cómplices y huyó, pero nos dejó una pista adentro de un auto policial, un cadete nos entregó el papel. Eran palabras cruzadas…
Afortunadamente, mi mayor pasatiempo era resolver crucigramas complejos. Me costó varias horas pero al fin pude lograr descifrarlo. En la hoja decía el código y además que los misiles explotarían en 20 minutos, rápidamente salimos en mi auto a donde se encontraban los misiles. Al llegar, al segundero le faltaban 3 minutos, enseguida ingresé el código y pudimos desactivar los misiles justo a tiempo… Cuando todo terminó, estábamos en la comisaría y al final Fernando S. O. Seur se entregó a la policía.
Ricardo Franco
Sandro Antimil
LA BOMBA
Junto a mi asistente Katty, intento hallar pistas de los villanos más famosos que escaparon hace tres días de la cárcel. Los miembros de la organización criminal son: Enzo Pado muy conocido por su pericia para falsificar documentos. Charles S. Pierce experto en informática, estuvo varios años preso por alterar los sistemas computarizados con un virus llamado semi@osis.com . Fernando S. O. Siur temible delincuente perseguido por la policía internacional. Su primer pasatiempo es resolver palabras cruzadas.
Mi ayudante Katty decidió quedarse en la oficina para verificar como quitar el virus de su computadora.
Yo me dirigí a un baldío en las afueras de la ciudad, allí estaba el escondite del criminal Fernando S. O. Siur . Allí se encontraban las primeras pistas traté de descifrarlas, eran palabras cruzadas. Al revés logré leer: ellac 3 oicifide 1048.
Me dirigí rápidamente al lugar indicado, calle 3 edificio 1048. Le pregunté a una señora que vivía cerca de ahí… -¿Tiene hora?
Sí señor, las 9:30 hs - me respondió la mujer.
- ¿Sabe quién vive en la dirección 1048? le pregunté.
-Mmmm… Llegaron unos hombres hace tres días. Nadie sabe quiénes son ni a qué se dedican.
-Gracias señora. Respondí.
Luego entré al edificio para ver si había alguien. De pronto vi tres sujetos que venían hacia mí. Me agarraron y me amañataron frente a la bomba. Corroboré que los criminales eran: Enzo Pado, Charles S. Pierce y Fernando Siur.
Faltaban tres minutos para la explosión de la bomba nuclear. Escuché una voz que me llamaba.
-William..!!
Era Katty que llegó con la policía. Arrestaron a los criminales, pero los minutos pasaban y faltaba un minuto para que explotara todo. Katty me desató y velozmente pude ingresar la contraseña. Después de la desactivación, Katty tuvo que desbloquear todas las máquinas.
Tamara Pallaleu
Guadalupe Calfin
Tic-tac, tic-tac…
En casa nuestros padres dicen que tenemos que ser médicos pero a nosotros nos apasionan los detectives. En frente de nuestra casa hay una central atómica. A Pablo y a mi, Víctor, la mayoría del tiempo libre, nos entretiene espiar por la ventana a la central. Nunca hay nada raro. Luego de nuestra vigilancia diaria empezamos a explorar en Internet cuentos policiales.
Un día estábamos en eso cuando escuchamos un tiroteo en frente de casa. Pablo sin verlo, enérgicamente gritó - ¡Es en la central! Nos acercamos a la ventana y vimos una camioneta negra con vidrios polarizados. Yo vi salir por la puerta a un hombre algo alto, flaco y pelado. Rápidamente le saqué una foto con mi celular. Los delincuentes huyeron y a los 5 minutos llegó la policía.
Yo estaba ansioso, quería que lleguen los detectives para ir a mostrarles la foto. Al verla se dieron cuenta que había un criminal llamado Enzo Pado, éste era especialista en falsificar documentos. Más tarde llegaron otros detectives, con otra pista, había llegado un celular al que le sacaron el chip y encontraron una información que tenía un mensaje de texto. En el mismo se mencionaban los nombres de Charles .S. Pierce y Fernando S.O. Siur. En ese preciso momento verificaron que eran los criminales.
Al otro día Pablo y yo teníamos tal curiosidad que fuimos a la central sin que nadie nos viera, porque queríamos encontrar más pista. Entonces, Pablo siguió caminando… todo estaba en silencio, cuando al pasar cerca de un tacho de basura escuchó un curioso tic-tac. Encontró una bomba, que tenia segundero.
Velozmente Llamamos a los detectives y les avisamos que había una bomba, que tenían 48 horas para desactivarla, de las cuales ya habían pasado 42. Quedaban 6 horas, entre todo el nerviosismo el detective se acordó de unos viejos amigos expertos en desactivar explosivos. Ellos, eran Sandrito y Ricardo, pero poco pudieron hacer ya que los fugitivos habían cambiado la clave…
Tenían 5 horas para encontrar a los maleantes. Los detectives fueron a una tienda abandonada que pertenecía a Enzo Pado, era un buen escondite. Ahí encontraron a Enzo Pado y a Fernando S.O.Siur. El único que quedaba era Charles Pierce y luego lo encontraron intentando fugarse en el aeropuerto y lo detuvieron. Revisaron todo y le sacaron un celular, vieron en la memoria una clave. El detective rápidamente se dio cuenta que era la clave de la bomba. Llamó por teléfono a los detectives que estaban en la central y les dijo la clave. Los oficiales pudieron desactivar la bomba y llevaron a la cárcel a los tres malandras, quienes tuvieron una larga condena de prisión.
Francisco Coña
Nahuel Santibáñez
